Desde
hace algunos años una organización social santafesina venía impulsando la
generación de un pequeño loteo en un sector de la ex traza de Circunvalación
Norte y para esto inició gestiones ante la Comisión Nacional de Tierras para el
Hábitat Social. El municipio, un poco más recientemente, se sumó a la
propuesta, sumando otras familias que requerían de vivienda, siendo que las
suyas se encontraban afectadas a un plan de apertura de calles en un barrio
próximo. También participó del proceso la provincia, atendiendo a la
localización de una escuela en sus inmediaciones, pero dentro de la misma
traza.
La
propuesta municipal incluía el diseño de un núcleo húmedo (gestionado para su
concreción ante Comisión Nacional de Tierras para el Hábitat Social) a partir
del cual los habitantes pudieran "progresivamente" completar su
vivienda por autoconstrucción u otras modalidades, destinados a las
-aproximadamente- 40 familias que integran el loteo.
En
este sentido, la articulación con Vivienda Social y Ciudad fue diferente a
otros proyectos o experiencias que desarrollamos. La convocatoria fue puntual:
colaborar en la definición participativa de dicho núcleo húmedo a los efectos
de considerar posibles alternativas de crecimiento de la vivienda.
Discutir
entre todos cómo sería dicho núcleo, dónde se implantaría pero también qué tipo
de "crecimientos" en la vivienda posibilitaría, forman parte de las
lógicas con las cuales se pensó el taller y su desarrollo con las familias
involucradas.
El
taller (que fue pensado con una doble instancia: una parte destinada
específicamente a los adultos y la definición del prototipo; y otra para los
niños y niñas que vivirían en el nuevo barrio) se desarrolló el sábado 23 de
febrero en el CIC de Aristóbulo del Valle.
1.
La definición del prototipo habitacional:
El
objetivo se centró en discutir participativamente el diseño de un prototipo
habitacional y sus alternativas de crecimiento.
El
taller, desarrollado a partir de grupos en cada uno de los cuales se mezclaron
las procedencias de los distintos destinatarios, se organizó a partir de un
trabajo con maquetas (escala 1:50, desarmable) y un plano de la vivienda
propuesta por el municipio inicialmente.
El
trabajo se centró en debatir acerca de la relación entre las necesidades
familiares y el prototipo propuesto, su crecimiento (en planta baja o en alta),
la localización de espacios comunes, la conveniencia de implantar el núcleo
húmedo en qué situación, etc.
El registro de
lo discutido dio lugar a una modificación del plano inicial y a la generación
de diversas alternativas de crecimiento, todas a partir de la misma
localización y definición del núcleo húmedo que fue consensuado en dicho
taller.
La
tarea significó para nosotros una importante experiencia, atendiendo a lo que
siempre nos ponemos como objetivo básico en estas discusiones e intercambios: nuestro
rol no es el de dar respuestas sino el de movilizar preguntas para construir
entre todos esas respuestas. El objetivo entonces es que esa participación
pueda generarse: para que el /la otro/a participe, nuestro rol justamente
implica poder aportar aquellas herramientas y conocimientos necesarios para que
lo pueda hacer con la mayor equidad posible. En ese sentido, casi siempre
"información" es igual a "equidad" y explicar procesos
(constructivos, espaciales, etc.) forma parte de esos aportes o esas
informaciones que podemos aportar y construir con los demás.
El
trabajo de ida y vuelta en gabinete permitió plasmar los acuerdos generados y
las diversas opciones de crecimiento habitacional planteadas.
2. El taller de los niño/as:
Mientras
los adultos discutían acerca de la vivienda futura, los chicos participaron y
se involucraron en el proceso, a partir de una serie de juegos que permitieron
reconocer cómo es la casa que habitan y su barrio y cómo les gustaría que fuera
la nueva vivienda.
En
una primera instancia el objetivo fue reconocer qué elementos del barrio actual
les gustaría replicar en el nuevo, cuáles no y porqué. La consigna entonces
era: "si me tuviera qué mudar ¿qué cosas me llevaría al nuevo barrio?; ¿qué
elementos nuevos propondría para él?"
Trabajando
en grupos y con maletines para guardar “lo que me llevaría” y cartillas con
posibles elementos (plazas, canchas de fútbol, escuelas, centros de salud ,
comercios, iglesias, personas, entre otros) así como cartillas en blanco para
que dibujaran lo que se imaginaran, cada equipo acomodó esos elementos en una
base rígida estableciendo relaciones en la ubicación entre los mismos.
En
un segundo el objetivo fue reconocer qué elementos de su antigua casa les
gustaría replicar en la nueva, así como imaginar cómo les gustaría que fuera y su
relación con la nueva disposición en el barrio (al lado de quién me gustaría
vivir, cerca de la plaza?, de algún comercio?). Esta segunda instancia permitió
que todos los chicos pudieran participar y contarnos lo que elegían y el por
qué. Nos permitió reconocer cómo es su vivienda actual y qué les gustaría
mantener y qué incorporar. Les permitió contarnos acerca de la dinámica
familiar, de lo que esperan y a ellos imaginar cómo podía ser la nueva casa.
Por
último cada uno, muy motivado, le mostró su casita a los padres y compartimos
con el taller de los grandes qué es lo que habíamos hecho en ese tiempo.
3. El estado de
situación del proyecto
El
trabajo en gabinete permitió (en un ida y vuelta con el Municipio) presentar el
proyecto de solicitud de núcleos húmedos ante la Comisión Nacional de Tierras
para el Hábitat Social, estando en estos momentos en instancias de evaluación
para su adjudicación.
Esta
experiencia un tanto "atípica" para nuestros procesos (que en general
son más largos y provienen de articular con organizaciones sociales o grupos
insertos en el territorio con algún tipo de vulnerabilidad urbano habitacional)
nos planteó la complejidad de articular con distintos organismos estatales y
contribuir - si bien "solamente" desde el punto de vista metodológico-
a la definición del prototipo habitacional. Este pequeño aporte contribuyó a construir
un diálogo partiendo de la base de que cualquier intento de considerar una vivienda
progresiva implicaba necesariamente una definición participativa, y que el rol protagónico
debía entonces ser asumido por los futuros habitantes.
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