miércoles, 17 de julio de 2013

El taller cubano (parte 2): Hábitat en centros históricos latinoamericanos

El Taller perseguía entre sus objetivos una intencionalidad proyectual, que incluyó plasmar en una serie de ideas para la resolución  del hábitat en el centro histórico camagüeyano. Dichas ideas -construidas por cada grupo de trabajo seleccionando uno o varios de los casos de análisis realizados- pueden sintetizarse (de la mano de Belén) en lo siguiente:

En el sector “calle San Pablo” el grupo verde propone generar créditos que permitan a los cuentapropistas de la zona mejorar su comercio, creando un fondo común con la devolución de las tasas que sea reinvertido en mejorar condiciones de habitabilidad de otras viviendas, así como en nuevos créditos para cuentapropistas. Se entiende que apoyar el trabajo de los cuentapropistas les permitiría mejorar su propia condición habitacional así como la de aquellos que no posean viviendas productivas.


En el sector “San Fernando” el grupo magenta reconoce al menos dos áreas, una de mayor centralidad y otra de uso predominantemente residencial, entendiendo que la primera abastece a toda la ciudad en su conjunto requiriendo intervenciones en el espacio con carácter más público; mientras que la segunda, respondiendo al fragmento, requiere una intervención urbana pensada para las familias del barrio. También las lógicas de intervención en lo habitacional se presentan diferenciadas, proponiéndose, para la segunda, densificar el área y promover las viviendas de tipo productivas.  




El grupo Azul, en el área del “Teatro Principal” reconoce una gran actividad cultural que puede potenciarse. Para ello proponen como acción urbana generar un eje estructurador de los espacios culturales ya existentes acentuando su posicionamiento como polo cultural, revitalizando y cualificando el espacio público. En la escala habitacional proponen redirigir los fondos recaudados por la oficina del historiador para generar intervenciones puntuales que posibiliten un uso más eficiente  y racional del área habitable.


En el área de San Juan de Dios, el grupo Cyan reconoce que mientras el plan fachada avanza en el fragmento sólo logra un mejoramiento externo, evidenciándose una importante precariedad habitacional, así como numerosas viviendas demolidas o a medio demoler y viviendas colocadas para la renta o venta. Ante este panorama proponen un sistema por etapas para el recupero habitacional a partir de una primer experiencia piloto de conformación de una cooperativa mixta (ayuda mutua + cooperativa ya existente) comenzando con recursos de tres tipos: subsidio, préstamo y aporte de materiales a precio de producción. La primera intervención sería la recuperación de una vivienda tugurizada mejorando su habitabilidad relocalizando a algunas familias en una de las viviendas a medio demoler que se interviene. En ambas acciones se propone  combinar el uso residencial con algún uso comercial (habitaciones para renta) como forma de obtener recursos que permitan la devolución del crédito y así seguir generando rédito para nuevas intervenciones. De esta manera el subsidio inicial podría ser cada vez menor. Para asegurar que el uso comercial no desplace el habitacional se piensa en la propiedad colectiva del inmueble y por tanto del comercio generado. La estrategia, aunque articula con los organismos burocráticos ya existentes y arquitectos de la comunidad obliga al replanteo de nuevos actores, funciones y roles de los mismos.


Finalmente, el grupo amarillo propone para el área de “Hermanos Agüero”, a nivel urbano, una relocalización de los servicios / equipamientos en el fragmento. Mientras que a nivel habitacional plantean  un recupero a partir de tres elementos estructuradores: mejorar las condiciones habitacionales de las familias alojadas en una cuartería para un número adecuado, realojar a algunas familias en un edificio a recuperar cercano a la cuartería y recuperar el Bar “3D” potenciándolo como bar temático “cooperativo” como estrategia de generación de actividades de sustentabilidad económica (obtención de recursos para el sostenimiento de las acciones y a la movilización y presentación de experiencias cooperativas).




En todos los casos, se piensan modelos de gestión que viabilicen las propuestas. Con la especificidad en cada fragmento, en términos generales se apunta a la importancia de la participación de los vecinos, a la organización comunitaria de los mismos, y a la búsqueda de anclajes y adaptaciones de las oficinas y programas estatales ya existentes.

En el mismo sentido, todos plantean estrategias para el financiamiento factible de las propuestas. Las mismas se basan en captación y reinversión de plusvalías, en esquemas por etapas en el tiempo para abarcar las diferentes situaciones de precariedad urbana  habitacional y en el cooperativismo y organización comunitaria como opción más factible para su concreción.

Foto: Paola Bagnera
El taller, en este “capacitarnos y aprender / construir con los otros” permitió repensar proyectualmente en contextos distintos de los acostumbrados a trabajar por ambos grupos. Compartir aquello que se hace aquí con lo que se hace allá intentando puntos de acuerdo, de contacto, articulaciones posibles. Repensar en escenarios diferentes pero donde el principal actor continúa siendo el mismo: las familias; la opción más sustentable para que un proceso se mantenga en el tiempo: la participación comunitaria (ya sea formalizado en cooperativas o desde otras formas de organización). Y nosotros y nuestro rol en este continuo aprender a pensar, proyectar y construir con el/l@s  otr@s. 

Foto: Paola Bagnera



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